¡VIVA EL AMOR!

Las bodas más sonadas de todos los tiempos

Felipe VI y Letizia Ortiz en su boda / Gtres
Felipe VI y Letizia Ortiz en su boda / Gtres

El 2022 ha empezado con muchas rupturas, pero también con muchas bodas a la vista por parte de las celebridades nacionales. Para los novios el día del ‘sí, quiero’ es uno de los más importantes de sus vidas, ya que además de sentirse protagonistas de la jornada, están celebrando su amor junto a todos sus seres queridos. Al parecer, eso es lo único que le importa a una pareja una vez llegado el momento de pasar por el altar. Sin embargo, en el caso de los famosos, hay algunas que calan más que otras en la sociedad del momento, según la relevancia de las personas que se casen, la fama que tengan y lo seguidas que sean.

No es fácil conseguir que una boda sea recordada con el paso de los años. De hecho, no son muchas las parejas que lo han conseguido. No obstante, hay determinados enlaces que siguen estando en boca de todo el mundo, pese a que, la gran mayoría, acontecieron hace varias décadas.

Felipe VI y Letizia Ortiz en su boda / Gtres

Felipe VI y Letizia Ortiz en su boda / Gtres

Una de las bodas reales más sonadas de los últimos tiempos ha sido, sin duda, la de Felipe VI y Letizia Ortiz, los Reyes de España, una ceremonia que fue retransmitida por televisión y presenciada por millones de personas repartidas por todo el mundo. Aquel 22 de marzo de 2004 quedó grabado en la memoria de todos los españoles, y sobre todo de todos aquellos curiosos que quisieron trasladarse a las inmediaciones de la catedral de la Almudena para ver a la entonces periodista vestida de blanco y contrayendo matrimonio con el que por aquella época aún era el príncipe de Asturias. Tras convertirse en marido y mujer celebraron la buena nueva en el Palacio Real, donde tuvo lugar el almuerzo nupcial.

En una lista de las bodas más influyentes de la historia no puede faltar la de Isabel Preysler y Julio Iglesias, la cual se celebró el 29 de enero de 1971en la capilla de un complejo hotelero situado en la localidad toledana de Illescas y ante la presencia de más fotógrafos que invitados. Lo que hizo que esta boda trascendiese, además de los novios, fue la rapidez con la que fue preparada, ya que, tal y como recogieron en su día varios medios de comunicación, ambos mostraron mucha prisa por casarse por la única razón de que Isabel estaba embarazada, una noticia que la prensa en aquel momento desconocía.

Isabel Preysler y Julio Iglesias en el bautizo de su hija / Gtres

Isabel Preysler y Julio Iglesias en el bautizo de su hija / Gtres

No ha habido un enlace que haya dado más de qué hablar que el de Lolita Flores y Guillermo Furiase, un acontecimiento que, en vez de como algo bonito y emotivo, lo recuerdan de forma trágica e incluso cómica. La ceremonia se celebró el 25 de agosto de 1983 en la iglesia de la Encarnación en Marbella, aunque lo cierto es que a los novios les resulto muy difícil casarse por la cantidad de personas que acudieron al lugar, impidiendo así que la novia pudiese llegar al altar. No les quedó más remedio que entonar el “sí, quiero” en el despacho de la sacristía, un lugar muy pequeño en el que también se sucedieron los empujones y los codazos.

La culpa fue de la novia, que sin pensar que esto pudiera llegar a suceder, días antes reapareció públicamente invitando a todo el mundo a presenciar su ceremonia. Finalmente fueron más de 4.000 personas las que se presentaron en el lugar colapsando las entradas y salidas de la iglesia e impidiendo que la boda se pudiese celebrar.

Ante semejante desbarajuste, la gran Lola Flores, en un intento por poner orden, se adueñó de un micrófono y empezó a hablar sin imaginar que una de sus frases iba a pasar a la historia: “¡Si me queréis, irse!”, dijo ‘La Faraona’ tras ver que sus palabras no conseguían movilizar a las masas. Cuando finalmente se convirtieron en marido y mujer se trasladaron, con sus 800 invitados, al un exclusivo restaurante libanés donde se ofreció el convite.

Rocío Jurado y José Ortega Cano en su boda / Gtres

Rocío Jurado y José Ortega Cano en su boda / Gtres

Una de las mujeres más queridas del país ha sido Rocío Jurado, de ahí que ni su boda con José Ortega Cano, ni la de su hija, Rocío Carrasco, con Antonio David Flores pasasen inadvertidas para los medios de comunicación. ‘La más grande’ contrajo matrimonio con el torero el 17 de febrero de 1995 en Yerbabuena, un evento que, además de por los novios y sus allegados, fue celebrado por prácticamente todo el país, a excepción de Rocío Carrasco, que según confesó en la primera parte de su docuserie, se trató de una boda que no debió celebrarse.

Ese mismo fue el pensamiento que tuvo la intérprete de Como una ola cuando tan solo un año después vivió la que quizá fue una de las bodas más polémicas, la de su hija con el exguardia civil. El 31 de marzo de 1996 y con tan solo 18 y 20 años, Rocío y David se dieron el “sí, quiero” en el mismo lugar en el que lo hicieron la Jurado y Ortega Cano. Todo era amor y felicidad, pero muchos también pensaban que se casaban porque Rocío estaba embarazada de su primera hija. Lo que nadie pudo llegar a imaginar es que esa boda iba a ser el principio del fin para una de las familias más mediáticas de la crónica social. La novia estaba embarazada de dos meses y, aunque la cantante no estaba del todo conforme con este compromiso, la pareja se empeñó en seguir adelante con la que ahora consideran la peor decisión de su vida.

Entre las anécdotas más recordadas del evento destacan la mítica frase de Ortega Cano en el momento en el que decidió arrancarse a cantar, aquella de: “Y estamos tan a gustito”, así como el baño de multitudes que se dio Rocío a su llegada a la iglesia, donde sorprendió a todos los presentes por el look tan recargado que eligió para la ocasión y que, aunque en un primer momento Antonio David dijo que le fascinó, años después de su separación, recordó como “una inocentada”.

Isabel Pantoja y Paquirri en su boda / Gtres

Isabel Pantoja y Paquirri en su boda / Gtres

La boda de Isabel Pantoja y Paquirri también fue un auténtico acontecimiento social. Se celebró en Sevilla el 30 de abril de 1983 en la iglesia del Jesús del Gran Poder y ante la presencia de centenares de curiosos que, por nada del mundo, quisieron perderse la que sin duda se convirtió en la gran boda del año, y que propiciaron que los novios tardasen tres minutos en recorrer los 50 metros que había hasta el altar.

La entrada al templo fue complicada, pero lo cierto es que la salida lo fue mucho más. Agobiada y abrumada por la cantidad de gente que había en el lugar, la tonadillera tuvo que ver cómo desconocidos le pisaban, sin querer, la cola del vestido, algo que le provocó un estado de nerviosismo que le llevó a sufrir un desvanecimiento a su llegada al Monasterio de los Jerónimos, donde se celebró el banquete.

La catedral de Sevilla acogió el 23 de octubre de 1998 otra de las bodas más recordadas, la de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, un evento nupcial que se retransmitió en la televisión pública y al que acudieron un gran número de rostros conocidos.

Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera en su boda / Gtres

Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera en su boda / Gtres

Sara Montiel y Toni Hernández también acapararon las grandes portadas de la prensa nacional con lo que para ellos iba a ser una boda secreta anunciada públicamente a través de una exclusiva. Sin embargo, les salió mal la jugada, ya que, aquel 17 de octubre de 2002 fueron muchos los que se trasladaron a las puertas del ayuntamiento de Majadahonda, unos para ver a los novios, y otros, para cubrir la noticia en calidad de periodistas. La icónica actriz intentó que la noticia no trascendiera haciéndose la loca y negando lo ocurrido, pero nadie le creyó: “Pero ¿qué pasa? ¿Pero qué invento es esto?” preguntaba. Los presentes les correspondieron con un: “¡Vivan los novios!”, a lo que ella contestó con cara de estupefacción: “¡Si no nos hemos casado!”.

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